...devuélveme la pasta que me debes...

No, no quiero que me devuelvas mi cepillo de dientes, ni mi camiseta de dormir. No quiero que me devuelvas mi líquido de las lentillas, ni mi almohadón para las rodillas. No quiero que me devuelvas la foto que nos hicimos juntos, ni la que te hice mientras tú no mirabas.

Quiero que mi casa deje de oler a ti, que mi cama deje de parecerme grande, quiero aprender a plegar las sábanas sola otra vez, quiero que mi casa vuelva a ser mía, quiero reconciliarme con ella. Quiero que mis calles y mis tiendas y mis cielos que miro cada día dejen de gritarme tu nombre. Quiero que el silencio vuelva a ser mío, que mis pensamientos vuelvan a seguir el orden que yo les dicto, que no se me arrugue el alma al menos un millón de veces al día.

Las casas, los lugares, las ciudades, se quedan impregnadas de la esencia de las personas que las viven, que las disfrutan, y luego es dificil quitarles esa esencia, y dejarlas limpias para nuevos encuentros, nuevos disfrutes, nuevos ojos, pero al final se consigue, a fuerza de querer mirarlas con otros ojos y de cambiar cuatro cosas para simular que ha habido un cambio.

Así que después de una miserable tarde de desencuentros, he ido a gastarme la pasta que no tengo, porque sí, estoy de acuerdo, "la música simpre te arregla la tarde".

Calvin

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Instagram